¿Cómo nos afecta la tecnología a nostras las mujeres?

¿La tecnología de la información y la comunicación nos beneficia o nos perjudica? ¿A cuánto asciende el tiempo promedio que pasamos en Internet durante la emergencia sanitaria? ¿Te gustaría desconectarte? ¿Qué tipo de contenidos consumes? ¿Cómo se benefician las plataformas digitales con los datos que le proporcionamos? ¿Cómo nos afecta a las mujeres? ¿Nos sirve el feminismo para entender esto?

Para responder estas preguntas nos remontaremos a los años 70. Años en los que estaban naciendo muchas de las tecnologías que actualmente mueven nuestro mundo como puede ser el internet. En ese entonces había dos posiciones respecto al cambio tecnológico acelerado: la aceptación acrítica y el rechazo a esta transformación. Judy Wacjman, escritora y académica feminista (2006) narra cómo en ese momento había una preocupación por este determinismo tecnológico, se tenía por lo tanto una visión distópica de la tecnología y un miedo por las nuevas posibilidades que estas tecnologías estaban creando.

En los 90 una disciplina académica encarga de estudiar a la ciencia, conocida como los estudios de ciencia y tecnología cuestionaron esta visión distópica, se pensó que la tecnología podía ser analizada, explicada e intervenida por la sociología, porque su desarrollo se constituye a partir de las condiciones sociales en las que se produce, distribuye y consume.

Con este nuevo enfoque se construyó una visión optimista de la naturaleza de la tecnología y sus consecuencias. Sin embargo, a este enfoque sociológico cabria agregarle también el enfoque feminista, pues no solo se trata de estudiar la sociedad y las tecnologías, sino a las mujeres y a la tecnología. En ese entonces, las mujeres pensamos que contribuiría a mejorar nuestra condición de vida y se crearon enfoques utópicos de la tecnología que nos auguraban un futuro más favorable, la postura más conocida es la de la académica feminista Donna Haraway.

El feminismo y el internet

Equipo de Desarrollo de Asp.Net en Microsoft, solo hombres

Judy Wacjman cuestiona ambas posturas y explica que la tecnología es parte de un sistema que incluye no sólo el desarrollo técnico sino elementos económicos, políticos y culturales. Su crítica implica pensar quién produce, distribuye y consume la tecnología, a partir de las relaciones de género.

Recordemos que Internet es materia y se remonta a su origen estadunidense, militar y universitario; las aplicaciones de los celulares inteligentes, como Twitter, Instagram, Facebook son corporaciones dominadas por varones que provienen de fondos del Pentágono, de los que las plataformas corporativas se han beneficiado sin pagar casi nada (Miller, 2020; Snowden, 2019).

Las feministas críticas de la tecnología nos hemos preguntado ¿qué puestos ocupan las mujeres en las estructuras de estas plataformas corporativas, sobre todo, en los puestos directivos?, ¿cuánto duramos en esos cargos?, ¿cómo nos incorporamos al Club de Toby de Sillicon Valley?, ¿por qué las mujeres ganamos menos?, ¿cómo acercamos la tecnología a otros grupos de mujeres?; asimismo cuestionamos ¿cómo nos representan en los contenidos? ¿qué roles y estereotipos se reproducen sobre nosotras?, ¿qué leyes norman estos espacios? ¿cómo protegernos en Internet? ¿por qué es importante nuestra privacidad?… hay muchas más.

Nuestro espacio en internet

Este nueva sección llamada “Codigo Feminista” en Coral Digital, se ha creado con suspicacia para escribir sobre la tecnología de la información y la comunicación, de la relaciones sociales, relaciones de poder que históricamente han discriminado y subordinado a las mujeres. Nombraremos a las mujeres que han desarrollado artefactos, dispositivos, conocimientos que han posibilitado las industrias del cine, la fotografía, la radio, la televisión, las redes sociodigitales; con ellas, analizaremos su contenido, la violencia sociodigital y política contra las mujeres, los discursos que nos excluyen o nos separan.

También profundizaremos en las grandes tendencias del sector de las TIC: automatización robótica, inteligencia artificial, ciberseguridad, home office, el trabajo en la nube, el internet de las cosas con el desarrollo de la 5G que corre a toda velocidad hacia la 6G, el daño ecológico que trae consigo el desarrollo de esta tecnología. Criticaremos las acciones u omisiones de los Estados sobre las empresas de telecomunicaciones, plataformas corporativas, aplicaciones, entre otras.

Nuestra visión será crítica pero también propositiva, para crear estrategias de autocuidado, de protección de datos personales, de nuestra privacidad. Necesitamos prever los riesgos de la información que compartimos, mostrar el abanico de opciones que tenemos cuando nos acosan o violentan. Necesitamos proteger nuestra libertad de expresión, necesitamos saber cómo argumentar en red sin lastimarnos…

Imaginémonos libres no sólo en Internet, sino en todos los espacios donde usamos la tecnología, en todas las relaciones. Hace un año tomé un curso con dos comunicólogas feministas, Walys Becerril y Claudia Pedraza, te dejo aquí una de sus preguntas: ¿qué tecnología desarrollarías y para qué? Me encantará leer tus propuestas.

Referencias:

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