Con un gran poder viene una gran responsabilidad

Las plataformas manejan gran cantidad de datos

Imagina que tienes acceso datos privados de 500 millones de mujeres y hombres, quienes te han confiado su información, y ahora posees uno de los más grandes negocios mensajería instantánea, también supón que se te presenta la oportunidad de venderlos ¿dejarías pasar la oportunidad o la aprovecharías?

Antes de que Whatsapp anunciara sus nuevos términos de privacidad, la empresa de mensajería instantánea Telegram registraba 1.5 millones de personas usuarias nuevas por día, después del anunció esta empresa agregó a 25 millones de personas más en sólo en 72 horas (12 de diciembre de 2021).

Tal vez te parezca que pedir el súper o marcarle al mecánico por Whats no es un dato relevante, como insinúa un meme, no obstante es tu información y la de 2 mil 500 millones de usuarios en Facebook, mil millones en Instagram, 663 millones de usuarios en Linkedln, 339 millones de Twitter (Mejía, 2020), y por supuesto la de 500 millones de personas en Telegram.

¿Realmente interesa esta información?

¿A quién le puede interesar unos cuántos jitomates? En este ejemplo, la lista del super se denomina contenido, nos preocupamos mucho por él, es la información que producimos, almacenamos y compartimos, ahí hemos centrado nuestra atención, sin embargo, lo que las plataformas quieren saber, además, son tus metadatos, Edward Snowden los llama “datos de actividad” y los define como todos los registros de lo que haces en tus dispositivos y los que estos hacen por su cuenta, se generan de manera automática y es la forma en que nos vigilan de manera permanente (2019, 246-247).

Resulta que mediante la tecnología de la información y la comunicación, ordenamos a ciertas tiendas con millones de clientes que venden marcas con intereses millonarios y tenemos hábitos, gustos e intereses de compra, asimismo estas empresas pueden registrar a partir de esa lista aparentemente inocua: cuándo y donde compramos, con qué frecuencia, con qué método pagamos, en qué ubicación se entregará el pedido, de dónde llama o mensajea, a qué hora estará en casa para recibir el pedido, cuál es su sexo… La lista puede continuar hasta dejarnos sin aliento y con miedo de saber cómo se usan todos esos datos. Dejamos rastros de esas compras, nuestros metadatos, y estos son el insumo principal de las plataformas y aplicaciones sociodigitales.

La publicidad es la clave.

¿Has notado que después de realizar búsquedas de palabras en Internet o redes sociodigitales, te aparecen un sin número de anuncios de publicidad? Hemos trasladado nuestro información a las plataformas digitales y si la máxima de “información es poder” es válida, hemos trasladado nuestro poder a estas empresas.

El problema no es individual, no se debe a si prefiere una u otra aplicación, una u otra plataforma para descentralizar tus contactos y tus datos, porque estos son masivos y pertenecen a millones de personas, quienes voluntariamente los cedemos al firmar los contratos de privacidad, cuando no son tomados sin nuestro conocimiento, no obstante ¿debemos renunciar a esta tecnología de la comunicación e información? Mi respuesta es ¡no!

Debemos solicitar al Estado que implemente medidas para proteger nuestros datos en las plataformas y aplicaciones sociodigitales. Es muy complicado, pero recuerda: “Al final, la seguridad de nuestros datos depende de la propiedad de nuestros datos. No hay ninguna propiedad menos protegida, y pese a ello, ninguna propiedad es más privada” (Snowden, 2019, 265).

Si eres una de las personas que se preocupó por los contenidos, piensa también en la cantidad de metadatos que guardan tus dispositivos. Además, la información que almacenan las mujeres y los hombres son distintos, y su difusión genera consecuencias muy diferente. Pensemos en cuáles para la siguiente entrega.

Referencias: